PDA: Partido y movimiento
Luego del resultado electoral a la presidencia, cerca de 1.4 millones de votos, y a Congreso de la República que reporta 8 curules en Senado y cinco Representantes a la Cámara, el Polo debe reconocer tanto el potencial electoral que posee como el reto de torcer la tendencia a la disminución en los aforos actuales si se les compara con los obtenidos en la campaña electoral de 2006.
Luego del resultado electoral a la presidencia, cerca de 1.4 millones de votos, y a Congreso de la República que reporta 8 curules en Senado y cinco Representantes a la Cámara, el Polo debe reconocer tanto el potencial electoral que posee como el reto de torcer la tendencia a la disminución en los aforos actuales si se les compara con los obtenidos en la campaña electoral de 2006.
Por su parte es importante recabar sobre las causas que han contribuido a que el Polo contrario a crecer en participación al interior de sus estructuras con la inserción de nuevos actores al proyecto, se enfrente a una disminución de su influencia debido a la renuncia a la colectividad de grupos específicos.
En este sentido se requiere trascender el modelo actual de estructuración del partido, que conduce al aislamiento social del proyecto, y a la concentración respecto de la toma de decisiones del mismo. Habrá que retornar al modelo “mesa de unidad” con agregados como que se mantendrá abierta la puerta a la participación de sectores en todo momento, y las decisiones de partido deberán agotarse a través del consenso.
Sin duda ello no garantizará el retorno de quienes por razones válidas se marginaron del partido, sin embargo, ello representa un gesto de cara a la sociedad, y un esfuerzo por la democratización interna de la iniciativa. Reconocer los errores y enmendarlos es también una acción política, un puente a la integración social cual es el verdadero sentido del proyecto político.
Si de trascender se trata, también hay que superar la lectura antagonista que actualmente el Polo realiza de los actores sociales y políticos del país. En la coyuntura respecto al presidente electo Santos, las diferencias no pueden vetar la opción del diálogo, ni los acuerdos. Si este horizonte político avanza permitira a su vez la recreación de un capital vital cual es la politización del país en nuevas claves.
Todo esto tiene sentido si se promueve el respeto por la diferencia, y ello pese al pasado tortuoso que ha tenido Colombia, lo que en ningún caso representa el fin de las tendencias políticas, la racionalidad del debate democrático, y las férreas controversias.